14 agosto 2009

Futbol y Amor

Futbol, el deporte más apasionante del mundo. Se llamaba Omar, era el chico más apuesto que había conocido. Se trata de 22 jugadores peleando por defender el honor de una camiseta. Pasaba por lo pasillos de la preparatoria cuando lo conocí y sí, me gustó, jiji fue amor a primera vista. Se juega con un balón y dos porterías, en las que el objetivo es meter ese pequeña pero importante circunferencia a ellas. ¡Mi primer amor! Muy pocos llegan a sobresalir en este bendito deporte. Lastima que él ya tenía novia. Hay desde jugadores que dejan todo en la cancha, que son cracks, con talento nato, hasta los que solamente patean el balón en cuanto les llega a los pies. Siii tenía novia y no pelaba a ninguna otra chava, sólo toma en cuenta a su porrista. Así como se puede jugar en un espectacular estadio, repleto de afición coreando los nombres de sus ídolos, se puede jugar en llanos, calles, patios, parques, donde el talento callejero es lo único que cuenta. Qué raro ¿no? , un futbolista que anda con una porrista, a ver qué rayos les ven a las huecas animadoras. El gol, lo que cualquier jugador sueña. No es que yo tenga un cuerpo perfecto como ellas, pero digo, también tengo lo mío, ya ven lo que dicen: lo que cuenta es lo de adentro. Es un sentimiento inexplicable, meter un gol es como pasar un examen con nueve cuando no estudiaste nada. Haber y por qué si eso es lo que cuenta, las huecas tienen tantos tarados detrás de ellas. Mi primer gol fue increíble. El punto es, siempre iba a sus entrenamientos en la prepa. Fue aquí, precisamente en la preparatoria en la que estudié. Un día fui a verlo y tenía partido. Jugamos ese día contra nuestro acérrimo rival, era como un Chivas – América pero nivel bachillerato. Obviamente Omar iba a jugar, porque han de saber que era un jugador de esos de los buenos. Yo sentía los colores de mi camiseta, los gritos de mis compañeros que me motivaban a jugar con garra dentro del terreno de campo y dejar el alma en cada jugada. Me fui acercando a la cancha, para verlo de bien cerquitas. Fue entonces cuando me dieron el balón. Había muchas personas y los profesores no me dejaban ver, así que me seguí aproximando. Corrí por toda la banda. Ahora eran las mendigas porristas que no me dejaban ver, estaba todo lleno. Le mandé un pase al otro delantero. Así que me tuve que colocar atrás de la portería, ahí no estaba nadie que me tapara. Avanzó 10 metros, yo le seguí el paso y me desmarqué. Ahí estaba en frente de mí, se veía tan guapo corriendo. Me regresó el balón. No podía dejar de verlo. Controlé el balón, dí un paso hacia delante. ¡Le dieron la pelota!, estaba segura que metería gol. Y que le pego un fierrazo, que entró directo a la portería rival, para así marcar mi primer gol en un partido oficial. Nada más sentí la bola de cuero esa, golpeando mi cara a la vez que me tumbó al suelo. Cuando fui por el balón para seguir el juego me encontré a una chava tirada en el pasto, pobre le dí bien feo, pero así a veces hay accidentes en el futbol, es parte de su esencia. Cuando abrí los ojos de nuevo ahí estaba él enfrente de mí, me preguntó que si estaba bien, le respondí que sí y se fue a seguir jugando… desde ese día deje de idolatrarlo y hace mucho que no se de él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho jaja esta padre, muy divertido =D. Así se hace Erick =D

D_Guerrero dijo...

No mames, qué perro. Qué divertida forma de golpear la realidad absurda de aquellos que creen que no son como los demás.

Nonon dijo...

Jajajaja que loco xD, estya padreeee!!!
si entendiste xD jajajaj felicidades :P